15 julio 2009

Trasfondo rol Warhammer 40k - Parte III

(Si no has leído la segunda parte, puedes hacerlo aquí)

Después de revisar la configuración de los cráneos médicos, salimos de la casa y subimos a mi aerodeslizador. De camino al cuartel inquisatorial, Croquethorn me contó que su hijo llevaba varios meses en esa situación, concretamente desde la muerte de su esposa por una grave enfermedad y que había llamado a varios miembros del Adepthus Medicae para que lo trataran, pero no estaban muy seguros de que le pasaba. El trauma que sufrió con la muerte de su madre debió de alguna manera haber despertado el poder psíquico del chico y se estaba dañando así mismo, seguramente sin saberlo. En cierto modo la llegada de las naves negras podría salvarle la vida.

Llegamos al cuartel y Croquethorn bajó del aerodeslizador para reclutar a unos cuantos de sus agentes de campo. Yo permanecí en la nave mientras tanto y aproveche para hablar por mi comunicador con Vincent Makeas. Le di la orden de que se pusiera en contacto con la nave estelar que nos había traído a Gudrun para que enviaran mi mensaje. Las naves negras no tardarían más de una semana en llegar.
Cuando Croquethorn volvió a la nave, lo hizo acompañado por 5 soldados Grunditas que portaban rifles laser y una armadura de color negro. Él traía consigo una ametralladora pesada para complementar la pistola Bolter que yo ya había notado que llevaba guardada.

Nos dirigimos hacia la localización del hangar y me di cuenta de que esto no iba a resultar tan fácil, cuando a unos 5 kilómetros antes de llegar note que atravesamos una barrera psíquica muy leve. Posiblemente actuaba a modo de detector de intrusión, por lo que fuera quien fuera el que la hubiera puesto, ya sabía que nos estábamos acercando. Si Croquethorn no podía sentir la fuerza psíquica que emanaba su hijo, era muy probable que la anterior vez hubiera pasado por alto ésta y los herejes habrían tenido tiempo de replegarse sin que nadie sospechara. En cuanto a Evidenthus, bueno, era un inquisidor recién ascendido y no precisamente por meritos propios, así que esta barrera tan leve no pudo detectarla. Por suerte el aerodeslizador era extraordinariamente rápido y aceleré a la máxima potencia. Esta vez no les daría tanto tiempo.

- Acabamos de atravesar una barrera psíquica, seguramente hayamos puesto en alerta a los herejes que se encuentran en el hangar -No quería que pillaran desprevenidos a Croquethorn y sus soldados-

- ¿Qué está diciendo Pablethus? Nunca he necesitado de ningún poder psíquico para combatir a los enemigos del Emperador. ¿Insinúa que no revisé bien el hangar?

- Yo no insinúo nada Croquethorn. Quien fuera que estuvo en el hangar fue alertado de su presencia y lo abandonó, pero esta vez espero que no tengan tanta suerte.

En cuanto llegamos al hangar, Croquethorn y sus hombres salieron de la nave y se pusieron a cubierto. Aparentemente allí no había nadie pero por suerte eran gente entrenada y sabían que en ningún momento deben bajar la guardia. Revisamos los alrededores del hangar y después no encontrar nada sospechoso, decidimos entrar.
El lugar era lúgubre y oscuro, el techo estaba roto y varias vigas se habían desprendido y caían hacia el suelo. Restos de aeronaves estaban desperdigadas por todas partes. Allí no había nadie.

-¿Lo vé Pablethus? Ya le dije que aquí no había nadie. Ya estuve aquí con ese mimado de Evidenthus y el hangar sigue igual que entonces.

No podía ser, estaba seguro que habíamos atravesado una barrera psíquica. Tenía que haber alguna evidencia de algo, alguna pista, nadie tomaría ese tipo de previsiones por nada.

- ¿Dónde dice que estaban las runas que encontró la última vez Croquethorn?

- Venga por aquí, se encuentran al final del hangar, justo detrás de los restos de aquel cuter.-me respondió-

Avanzamos hacia la parte posterior del hangar y empecé a notar que algo no iba bien. Me maldije por no haber traído conmigo el detector de movimientos. Además los grunditas estaban empezando a relajarse y eso no me gustaba. La cara de Croquethorn cambio radicalmente cuando llegamos y contempló cómo estaba aquel lugar.

-Por el Dios-Emperador! Yo destruí personalmente esas runas, no es posible que las hayan escrito de nuevo. Soldados! revisad la zona! Rápido!

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