(Si no has leido la tercera parte del relato puedes hacerlo aquí)
No me dió tiempo de alertar a los guardias cuando el primero de ellos cayó abatido con media cabeza desparramada por el suelo mientras los disparos laser continuaban desde distintos puntos del hangar. Esos cabrones estaban usando trajes de camuflaje con el entorno! de nuevo me acordé del maldito detector de movimiento pero ya era demasiado tarde. Croquethorn y yo nos pusimos a cubierto justo cuando otro disparo de rifle laser perforó el pecho del soldado que teníamos en la vanguardia. Era muy difícil identificar a los atacantes con la oscuridad del hangar y el camuflaje que llevaban. La única manera que teníamos de ubicarlos era mediante el origen de los disparos laser. Empecé a recuperar la confianza en los soldados grunditas cuando uno de los atacantes cayo con un disparo en el costado desde lo alto de un estante a 15 metros de altura. También empecé a conocer la forma de trabajar que tenía Croquerthorn cuando abatió a otro de los herejes a base de fuerza bruta. Disparó con su ametralladora pesada atravesando restos de cuter, trozos de naves y todo lo que se cruzo en su camino, destrozando las piernas de un hereje que al caer de costado perdió la cobertura y dejó su cabeza al descubierto. No duró mucho tiempo con ella sobre los hombros cuando otra ráfaga de la ametralladora la hizo saltar en pedazos. Pero Croquethorn también tuvo que salir de su cobertura y un disparo laser le impactó en el hombro haciéndole caer de costado. Corrí hacia su posición y lo arrastré para ponerlo a cubierto.
- ¿Cómo se encuentra Albert?
- Me han herido ¿no lo ve? -gruñó- Esos malditos cabrones van a pagar caro todo esto, por el Emperador que no pienso dejar ninguno con vida!
Comprobé que Croquethorn se encontraba en perfectas condiciones y empecé a pensar en un plan para poder tener alguna oportunidad. Eran demasiados, muy difíciles de localizar y por lo tanto de abatir, así que tendría que sacarme algo de la manga rápidamente. Otro soldado grundita cayó cuando se ponía al descubierto para lanzar una granada. Ese estúpido valiente recibió dos disparos laser que lo partieron prácticamente por la mitad, pero al menos se llevó consigo a tres herejes que saltaron en pedazos con la onda expansiva de la granada.
A pesar de sus bajas, seguíamos siendo superados en número y solo se me ocurrió una forma de equilibrar la balanza a nuestro favor.
- Albert! manténgase a cubierto y salga cuando yo le diga. Acribille la zona donde vea disparos laser.
- ¿Que dice Pablethus? ¿Es que quiere que acaben conmigo?
- Hágame caso por favor, salga solo cuando yo se lo diga
- Soldados!! -les grite a los dos soldados grunditas que seguian en pie- Manténganse a cubierto y cuando yo les avise salgan y disparen contra todo el que vean!
Al contrario que Croquethorn, los soldados no pusieron en duda mis órdenes y se limitaron a asentir. Ahora venía la parte difícil. Como ya dije, no tengo unas habilidades psíquicas muy poderosas y menos aun si tenemos en cuenta que había mucha distancia entre los herejes. Mi ataque psíquico tendría que abarcar un área muy grande si quería afectar a todos los atacantes. Me concentré profundamente y saqué toda la fuerza que fui capaz de reunir para lanzar el ataque psíquico. Recé al Emperador para que la onda expansiva no dejara inconsciente a Croquethorn y los soldados y grité en alto:
- Salid todos de vuestro escondite! Disparad hacia el techo!
Los soldados grunditas se vieron por momentos aturdidos, pero lograron mantenerse firmes y se vieron afectados por mi ataque, salieron de su cobertura y empezaron a disparar hacia el techo. Me concentré rápidamente en ellos y rompí el lazo psíquico que les unía a mi orden.
- Ahora soldados! disparad! – Les grité-
Tardaron unos segundos en darse cuenta de lo que estaba pasando, pero reaccionaron y comenzaron a disparar allá donde veían lasers hacia el techo. Yo estaba terriblemente cansado por el ataque psíquico y me desplomé en el suelo junto a Croquethorn, que se había desmayado. Mi plan estaba funcionando y los soldados estaban matando a todos los atacantes.
O eso pensaba yo, hasta que uno de los grunditas cayó con un disparo laser que le arrancó la parte izquierda de la cabeza. El otro soldado actuó rápidamente y se puso de nuevo a cubierto. Al parecer la onda expansiva de mi ataque no había logrado afectar a todos los herejes, pero por suerte fue suficiente y los disparos cesaron cuando el último de los atacantes, o mas bien sus restos, caían a manos del soldado grundita.
Cuando la tensión del momento desapareció me sentí aun más cansado y permanecí tumbado en el suelo para recuperarme. Maldije a Croquethorn, a Rorken y a Evidenthus por haberme metido en esto. Me prometí a mi mismo no subestimar ninguna misión y estar junto a mi equipo siempre que se planteara algún momento de posible peligro.
Estaba empezando a recuperarme, así que me senté con la espalda apoyada en la baliza que nos cubría y me levante justo para ver como el último de los grunditas se quedaba totalmente quieto, dirigía su arma contra si mismo y disparaba. Aun tengo grabado ese momento en mi cabeza, a cámara lenta. Cómo su sangre y sus restos se esparcieron por aquella zona del hangar y salpicaron la parte superior de mi cuerpo, que no estaba protegida por la baliza. Aquello no podía estar pasando!, todos los atacantes estaban muertos! Solo me dio tiempo a sacar mi pistola Bolter antes de quedarme inmóvil, pero no por la impresión de la muerte de aquel soldado. Algo me impedía moverme.
25 septiembre 2009
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